
Hace unos días, en una cafetería vi un cartel de madera colgado en una de las puertas que parecía responder a la pregunta. El cartel simplemente decía: "¡ES AQUÍ!". A pesar de lo explícito del mensaje acabé preguntando a una de las dependientas para asegurarme de que no me metía en la cocina o en algún otro espacio autorizado exclusivamente al personal del local. Debo admitir que el recurso es original, pero igual no han conseguido evitar que decenas de clientes dejen de hacer la misma pregunta una y otra vez.
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