Ayer pasamos parte de la tarde escuchando cuentos en un conocido parque de la ciudad, eran cuentos asiáticos. La chica que contaba los cuentos lo hacía con gracia y entusiasmo e iba adecuadamente vestida para la ocasión. Estaba lleno de niños de corta edad y de jóvenes padres y madres que disfrutaban de una actividad muy familiar. Las historias eran interesantes, algunas divertidas y simpáticas. Disfruté dejándome transportar por las palabras que escuchaba, pero lo más especial de todo fue observar las sorprendentes reacciones de los niños y admirar su auténtica espontaneidad.
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