Desafortunadamente los que vivimos en ciudades más o menos grandes estamos bastante acostumbrados al ruido, pero no por ello dejamos de apreciar el silencio.
Durante más de 15 días y 15 noches hemos "convivido" con un ruido constante y realmente excesivo procedente de un generador eléctrico instalado a pocos metros de casa. Un ruido añadido al de las interminables obras de la calle, al de los coches, al de los camiones que descargan, al de las sirenas varias...
Ayer por la noche todos los ruidos cesaron por unos instantes y fue entonces cuando... aprecié más que nunca El Silencio. ¡Cuánto me gustaría haber podido retener ese momento un poco más de tiempo, pero algo me decía que iba a ser sólo un placer fugaz!
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